martes, 12 de mayo de 2009

Más zonas verdes y Menos cemento



Salamanca nunca se ha distinguido por ser lugar de bastas praderas verdes y tupida arboleda. El campo charro, heroico y austero, es la viva imagen de lo que aquí afirmamos: un sol álgido todo el día y cientos de encinas son, aunque no siempre, el paisaje habitual de nuestra seca y pardusca tierra. Y en la capital se vive algo parecido pero de otro modo. No por cuestiones de clima o suelo sino por problemas de especie, de la peor y la más dañina para el ecosistema: la política. De aquí a unos años las áreas verdes se han reducido y han sido suplantadas, en el mejor de los casos, por fríos y anodinos jardines. Y en las peores ocasiones ha sido el duro adoquín quien ha ocupado su lugar. Mismamente, por poner un ejemplo, nuestro querido poeta Gabriel y Galán ha pasado de estar rodeado por césped -lo que gasta en agua también y lo artificiales que son a menudo- a cemento duro y gris casi por completo.



Las sombras desaparecen, los niños y los ancianos se torran al sol o en invierno se empapan por falta de protección, el suelo pierde su natural función, la ciudad se desprende del sonido de los pájaros y de las hojas secas o en flor... Hay algo de bucolismo en nuestras palabras, sin duda, pero sobre todo de verdad y de interés por el bien común. Por tal circunstancia, por ley, deberían de dedicarse obligatoria y necesariamente espacios reservados a zonas verdes y deportivas por cada x viviendas. Prohibido construir mirando de espaldas a la Naturaleza. Es más, cada casa -ojo, no hablamos ya de grandes bloques- deberían de contar con su propia zona verde de recreo. No jardines asépticos, sino zonas que oxigenen y renueven la ciudad y a sus habitantes. Una ciudad gris y asxifiada por los humos produce hombres y mujeres endebles. Sociedades enclencles y sin sueños. Y por falta de espacio no será. ¿O hemos de recordar que somos una de las provincias con mayor tamaño y a la vez con menor población de España?.

Pues eso, que no queremos tener que coger nuestros coches e irnos a varios kilómetros para poder disfrutar de la Naturaleza. Queremos llevar la Naturaleza a la ciudad. Y no, la Alamedilla no es nuestro modelo y el parque de la Adehuela, además de lejos, cada vez más se nos parece a un centro comercial.

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