domingo, 6 de junio de 2010

Surrealista lo de la Plaza de la Constitución


Ojo al dato, como diría el comentarista radiofónico José María García: Los políticos salmantinos se han gastado 1,4 millones de euros en remodelar la plaza de la Constitución.

Realmente no sabemos cómo se podrá argumentar ante miles de familias salmantinas que no llegan a fin de mes, y con una crisis galopante y generalizada, que se hayan gastado semejante cifra en un espacio que se encontraba en perfectas condiciones. Además, ¿qué pasa con los demás barrios? Estéticamente deja bastante que desear, vuelta con el granito y adiós a la escasez del poco vergel que existía por la zona. Ahora, sin embargo, la plaza es peatonal pero su concepto de peatonalidad es diferente al de la mayoría de los ciudadanos y del ágora en sí. Allí ni se puede jugar, ni se puede uno sentar ni hacer nada. Parece venida del mundo de Matrix... Con temperaturas extremas, como es habitual en Salamanca, un espacio abierto y sin protección alguna es anti funcional. Que quiten los bancos que poco uso se les va a dar. Y la composición con las alcantarillas es ya el colmo... Pero no tanto, dado que hace honor a los políticos que la han llevado a cabo. Sí señor, de ahora en adelante nada de Plaza de la Constitución, Plaza de las Alcantarillas y de la tontería política generalizada.

Inmigración en Salamanca: Un paseo por el Parque de los Jesuitas

El mito de una supuesta Salamanca 'multicultural' se cae por su propio peso si cualquier fin de semana damos una vuelta por el Parque de los Jesuitas. Las canchas de baloncesto, así como la de fútbol sala principalmente, se han convertido en una segunda Suramérica -raro es el españolito que allí está presente- y ojo con aquél que ose romper con ese control no establecido legalmente pero sí impuesto por la fuerza y por el número. El futuro de Salamanca, de aquí a treinta años, se refleja en este espacio lúdico-deportivo que hasta hace pocos años era lugar común de todos los salmantinos. Llamemos las cosas por su nombre: No es multiculturalidad, es invasión; no es egoísmo es lógica. A favor hay que decir que mientras la mayoría de los salmantinos prefieren los chiringuitos y las terrazas, ellos se quedan con el deporte... Pues eso, que basta de inmigración y que los nacionales no estaría mal que hiciesen más deporte y que se reuniesen más a menudo con los miembros de su comunidad.