viernes, 17 de octubre de 2008

Abuela

Para qué negarlo, tengo el miedo metido en el cuerpo. Toda la vida trabajando para que ahora mis ahorros estén en peligro. Uno enciende la tele y lo mejor que le puede pasar es que no se le salgan los cataplines por la boca porque el resto del cuerpo tiembla más que una vara de avellano. Tú tan tranquilo pensando que el consejo de la abuela de que la mejor caja de ahorros es el colchón de tu casa era una leyenda y ahora te das cuenta que maldita la hora en la que no le hiciste el más mínimo caso; “calle abuela, que los tiempos han cambiado”. Sí, pero para mal. Vas al banco con tu taloncito, calentito y sin doblar, se lo entregas a la amable señorita de la ventanilla y desde ese momento piensas, “lo dejo en buenas manos”, ¡y una leche! Porque si pensabas que esa amable señorita iba con ese dinerito a una preciosa cajita con tu nombre grabado en ella y metía allí tus ahorritos de este año pues estabas completamente equivocado. Ese dinerito, que es tuyo, o eso al menos piensas tú, estará ahora no sé donde dando vueltas al mundo, más perdido y acojonado que nada, sin saber si algún día podrá regresar a las manos de las que salió. Maldita la gracia tiene esto de la macroeconomía en la que el efecto mariposa está mejor representado que en ningún otro sitio, un tío estornuda en Wall Street y aquí nos pillamos todos una gripe del ocho y que además nos pilla sin estar vacunados, hay que joderse. Y mientras tanto todos los gobiernos del mundo, del primer mundo porque el resto de mundos viven en permanente crisis, inyectando pasta para salvar a los bancos, que a su vez van a salvar a las empresas concediéndoles más créditos, que a su vez van a salvar a sus trabajadores que van a poder cobrar sus nóminas para que en definitiva nosotros podamos volver a ir al banco a ver la amable señorita y entregarle tu taloncito, calentito y sin doblar para el cuento vuelva a empezar. ¡Abuela, que razón tenía usted coño!

Itiyus

No hay comentarios: