miércoles, 5 de agosto de 2009

¡Vivan las obras!




Gracias al proyecto puesto en marcha por el gobierno para incentivar la salud precaria y maltrecha de nuestra economía, Plan español para el Estimulo de la Economía y el Empleo lo denominan, hemos visto como las obras en nuestra ciudad se han multiplicado como setas. Allí donde veáis un enorme cartel blanco y rojo, allí hay obras patrocinadas. Lo que primero llama la atención del ciudadano es que los ayuntamientos estimulen la economía por medio de esta clase de actividades. Que sí, que dan trabajo a un número de peones considerable, pero así no se consigue absolutamente nada. El beneficio llega al ciudadano de a pie en general pero no a los que tienen el agua al cuello y no llegan a fin de mes. Es pan para hoy y hambre para mañana como se diría en el argot más coloquial. Y todo esto mientras hoy se anunciaba por prensa que miles de comercios familiares han tenido que cerrar sus puertas. Qué contradicción. Nuestra segunda sorpresa, cargada de indignación ya, es apreciar que estas obras se llevan a cabo casi exclusivamente en el centro para remodelar calles o aceras que, lo más bochornoso, se encontraban en perfecto estado e incluso algunas apenas hacía unos años se habían arreglado. ¡Toma ya! Y todo esto sucede mientras muchas vías de la capital o del extrarradio, alejadas del centro claro está, siguen exactamente igual que cuando por primera vez las asfaltaron. De risa lo que aquí describimos. Y no digamos ya cuando uno se para a contemplar como tocan a seis obreros por apertura de cloaca de alcantarilla. Pero claro, el dinero hay que invertirlo en ‘algo’ y ese ‘algo’, como siempre, va en beneficio de unos pocos. Darles dinero a los ayuntamientos está demostrando, cada vez más, el enorme peligro que supone. Sin una planificación y un orden despilfarran como si de las rebajas de enero se tratase. Su cortedad de miras va a convertir lo que en principio sería una medida positiva, no cabe duda, en un vaciamiento mayor de las arcas del estado. Aún así no olvidemos que todos ellos, toda la clase política dirigente, son los que han generado esta crisis. ¿Cómo? En el momento que forman parte del juego del libre mercado, del capitalismo más salvaje como es el actual, aceptan todas las desgracias y reglas intrínsecas al mismo. Y claro, ahora tenemos las consecuencias de años enteros jugando al ‘monopoli’, a la ruleta rusa, mientras encima hacen sus trampas y chanchullos. Contra esto ningún Plan, por muy positivo que sea, podrá poner remedio.



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