lunes, 23 de marzo de 2009

El Corte Inglés: ¿Bendición o desgracia?


Ya está, cada vez queda menos para que el tan manido Corte Inglés abra sus puertas en Salamanca. Muchas voces a favor y también en contra se han oído al respecto. Pero vayamos al comienzo de la Historia y del problema (o estafa y desgracia desde el punto de vista de los aquí firmantes). La zona que actualmente ocupa el Corte Inglés correspondía al del antiguo cuartel militar de Julián Sánchez “El Charro”. Una desafectación, con posterior venta millonaria por parte del Ministerio de Defensa a una entidad privada, de un espacio que en principio debería de ser público es el prolegómeno. En esto muchos pequeños especuladores también se frotan las manos ante la revaloración que ha sufrido la zona gracias al manido centro comercial. Y como siempre el que “paga” es el ciudadano de a pie. Pero aquí no queda la cosa. El espacio se ha vendido para… ¡la construcción de un centro comercial! (otro más en nuestra pequeña ciudad). Un nuevo centro médico necesario para la zona, un bulevar, un centro de ocio juvenil, una biblioteca (sí, nunca habrá “exceso” de bibliotecas en Salamanca) o simplemente un área de recreo arbolada o de esparcimiento podrían sido una de las múltiples alternativas, exigencias justificadas consideramos nosotros, al dichoso Corte Inglés. Pero como siempre la pela manda. Eso sí, éste creará una serie de áreas aledañas al edificio para generar una imagen de sensibilidad y decoro. Encima tendremos que darles las gracias…

De todo por la Patria hemos pasado a todo por el dinero...


Y ya que estamos de análisis indicar que el edificio, a nivel arquitectónico, no supondrá ninguna novedad o significancia, pero tampoco un detrimento para el conjunto urbano de nuestra ciudad. Sin mayor pena ni gloria será una construcción más de los muchas que existen.


Puestos laborales

Muchas de las personas que han dado su apoyo a este gran centro comercial aducen que los 550 puestos laborales directos que supondrá para la ciudad amortiguan toda crítica. Con cierta cortedad de miras, y algo de egoísmo, olvidan el trabajo que del mismo modo destruirá. Es cuestión de lógica: el pez grande siempre se come al chico y si los salmantinos comienzan a adquirir sus productos en el Corte Ingles de algún lugar dejarán de comprar (pequeño y mediano comercio principalmente). Pero claro, es el libre mercado, la ley del más fuerte (para eso vivimos en un sistema ultra capitalista). Ante esto nuestra más rotunda negativa, queja y enfrentamiento. Frente a las multinacionales el pequeño comercio; frente a imperios comerciales anónimos y apátridas la tienda propiedad y responsabilidad de los trabajadores locales; frente la riqueza de unos pocos el interés y el bien común.

Por cierto, para los que tanto hablan de los beneficios de su implantación, suponemos que desconocen que ha quedado varias veces demostrado que los precios del Corte Inglés son mucho más elevados que en el resto de comercios. Y que cuando la ferretería de Juan cierre, cuando la mercería de Pilar caiga, cuando la librería de Carmen desaparezca, el Corte Inglés y otras grandes marcas serán las únicas a las que podremos acudir para adquirir los productos. En pocas palabras: además de comprometer el futuro de nuestros paisanos cercanos estamos comprometiendo el de toda la sociedad (incluido el nuestro propio). Por no hablar de los 365 días de apertura de El Corte Inglés.


Pero existe una realidad que no podemos obviar: El Corte Inglés ya está establecido en Salamanca. Existe el retorno, no cabe duda, pero a día de hoy es inviable. Ante ello instamos a la solidaridad, al interés de la comunidad y al boicot contra el Corte Inglés y los demás centros comerciales instalados. Sin ambigüedades; la causa, además de ética, está más que justificada.


Defendamos el pequeño comercio,

Defendamos el bien común.

1 comentario:

Señorita Puri dijo...

genial la foto. pero mira, si cuela, cuela. a saber cuántos de esos hay y la pasta que habrán sacado.
cuando fusionaron los corte inglés de goya duplicaban mercancía, era un sindios. compré una cámara polaroid en uno por 12 mil pesetas, pero el papel tuve que comprarlo enfrente. esa la primera. total, que me pego el paseito, llego y veo la cámara que acababa de comprar ¡por 8 mil pelas! no veas la que monté.