miércoles, 6 de abril de 2011

Los censores prueban su propia medicina


Un gran revuelo se ha organizado la semana pasada en la Universidad de Salamanca y su entorno tras cancelar -que no prohibir como algunos afirman- el cese de una de sus instalaciones para una conferencia en solidaridad con A. Otegi y, por ende, con el entorno batasuno, tras la queja pública de varias asociaciones (no entraremos aquí a juzgar a organizadores y denunciantes por si cabía alguna duda). Inmediatamente, ciertos grupos e individuos han puesto el grito en el cielo y se han llenado la boca con palabras relativas a la libertad de expresión, coacción a la misma, represión, etc., etc. No es que nos alegremos -nos genera el mismo desprecio Otegi, que Rajoy o que Zapatero-, pero es evidente que a algunos no les viene mal probar su propia medicina; medicina que tantos años llevan propinando a los demás gratuitamente y con total impunidad (1). Pero este hecho puntual, e incluso anecdótico, nos permite sacar una clara evidencia de lo que sucede en el sistema universitario actual: cualquiera que pase por una facultad española, no solamente en Salamanca, comprobará cómo no existe la tan cacareada pluralidad ideológica (a excepción de algunos centros). Es muy sencillo; la mayoría de la propaganda, actividades, conferencias, etc. giran bajo una análoga corriente de pensamiento que, además de movilizarse, ahoga y no permite que ninguna otra diferente a la misma sea visible mientras que, a su vez, no para de hablar reiteradamente sobre la libertad de pensamiento (2). No puede existir mayor contradicción o, mejor dicho, cinismo. Es, por tanto, una libertad de expresión limitada al máximo y solamente para unos pocos 'elegidos' (señalados por ellos mismos, todo hay que decirlo). Ya sean de corte anarquista, comunista, social-demócrata, etc. Así, cualquier acto que no es de su gusto se boicotea por defecto (ya sea denunciándolo, tergiversando la realidad o llevando porras y huevos)(3). Entonces, ¿qué tipo de libertad de expresión es ésta? La que nos impone el más fuerte, por supuesto.


Nuestro posicionamiento al respecto: nadie tiene el derecho de decidir qué se puede o no hablar y menos aún en un espacio como el de la Universidad. “Las ideas deben de combatirse con ideas” no se ha cansado de repetir en cada acto el presidente del MSR. Es evidente que no nos gusta Otegi, pero tampoco es de nuestra simpatía César Vidal pero, a diferencia de los que defienden a cada uno de estos personajes, y que siempre harán lo posible para aplastar las voces disidentes que se generen en torno a los mismos, nosotros sí aceptamos que puedan hablar libremente. Leen bien, queridos lectores. Es la ley exclusivamente, aunque sumamente prostituida en la actualidad, la que debería de decidir si en sus palabras y actos hay delitos o no (quien hace la ley hace la trampa, no lo olvidemos). La censura otorgada de igual modo por unos y por otros a nuestra ideología, el contar con libros e ideas prohibidas, han conducido también a este posicionamiento que, por experiencia propia, nos advierte que toda ilegalidad de ideas acaba convirtiéndose en una auténtica bomba de relojería contra cualquier sistema que actúa así.

Tras esto debemos de tener claro que podemos participar todos, sin distinción, en el circo que es hoy el mundo de la política, y que ningún partido, colectivo, grupo o idea se puede proclamar con el derecho único de hacerlo sobre los demás (nosotros incluidos).
En nuestras manos está ocupar el lugar que nos corresponde sobre la palestra, y si hemos de conseguirlo a base de codazos, propinados contra los que nos lo niegan, así lo haremos (que a nadie le quepa duda).





A pesar de todo, qué curioso, las minorías ideológicas enfrentadas a muerte mientras los dos grupos mayoritarios, PP o PSOE, que cada vez se parecen más, hacen y deshacen a sus antojo nuestras vidas. Pero a éstos, nadie boicotea sus actos o denuncia...

MSR Salamanca
Pensamiento y Acción.




(1) Por poner un ejemplo, tal vez el más descarado de una larga lista de actos, éstos son los mismos que hace ya bastantes años lograron cancelar un congreso -no un acto político-, se dice pronto, en el que colaboraba la propia Universidad de Salamanca, dedicado a J. A. Primo de Rivera, y en el que participaban pensadores e historiadores de relieve que se posicionaban a favor, en contra o simplemente objetivos sobre su figura.
(2) El colmo de la hipocresía viene, entre otros, por parte de diarios como 'Público' que sin ningún pudor llega a denunciar que: “la derecha se hace fuerte en la universidad”. Repetimos que invitamos a cualquier persona a darse un paseo por una facultad, elegida al azar, para comprobar lo que aquí manifestamos. En cualquier caso, reconocemos que por su propia naturaleza la "derecha" estudiantil, de manera genérica y sin que esto implique incluirnos en ella, tiene una actuación muy limitada a diferencia del activismo y originalidad de las "izquierdas".

(3) Análogas actividades, aunque en menor medida, pero igual de pobres mentalmente hablando, utilizan peperos, opusdeístas y reaccionarios varios del área “patriota”.

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